La Suite es la exposición lanzada por Fundación Proa este mes compuesta por obras multidisciplinarias de diversos artistas, tanto en tiempo como en espacio, de los Fondos Regionales de Arte Contemporáneo.

Fundación Proa inauguró este mes La Suite conformada por una serie de obras y 25 artistas de la colección FRAC (Fondos Regionales de Arte Contemporáneo), con curaduría de Sigismond de Vajay y Juan Sorrentino. La exposición estará abierta al público con cita previa de jueves a domingos de 12 a 19 horas, hasta septiembre de este año.

El territorio ficticio de La Suitees vasto y multifacético. Esto queda claro desde el título mismo de la exhibición. “Suite” es una palabra polimórfica que refiere a la incertidumbre del futuro, y a una pieza musical compuesta de movimientos breves. Ambos significados están claramente reflejados en el proyecto.
En cuanto a la primera acepción, La Suite comenzó a desarrollarse en el año 2019 durante la pandemia, por lo que la puesta en escena estuvo atravesada por los vaivenes de estos tiempos vacilantes. Sin embargo, las obras también representan crisis que nacieron mucho antes y del cual nos espera un porvenir amenazante, como las problemáticas socioambientales. Su segundo significado está claramente proyectado en la fragmentación de la exposición en cuatro salas, que a su vez, contienen obras de arte multidisciplinarias que interpelan la sensibilidad del espectador.
Victor Florido «Pasillo», óleo s/tela, 2017-2018
La exposición pone en diálogo artistas contemporáneos de diversos países y épocas. Entran en juego fotografías, pinturas, esculturas, performances, videos, instalaciones, arte sonoro y piezas site-specific, es decir, obras de arte creadas para un entorno determinado.
Román Signer «Dos barriles», 2021 Vincent Ganivet «Rueda», 2005/2021
La Suite comienza por el origen: la rueda y el pulso. Los artistas Vincent Ganivet y Roman Signer trabajan con elementos que rescatan del ámbito constructivo, y generan formas inestables en constante tensión y equilibrio. Ganivet crea sobre la base de técnicas antiguas de construcción. En este caso, homenajea la invención de la rueda como elemento fundacional del desarrollo de la civilización. Además, Monica Bonvicini, artista conceptual italiana, introduce el pulso, o el latido musical, mediante un video, Hammering Out, donde documenta el golpe de un mazo que destruye un muro. Así, busca la transformación del tiempo y el espacio, e insiste en el cambio físico y psicológico del artista y los observadores.

La segunda sala raspa la superficie, va más allá del mero sentido visual para explotar nuestra multisensorialidad. El espectador está inconscientemente envuelto en una miríada de sonidos escondidos en la oscuridad de la sala, como el discurso de la independencia en la India, o los pasos catárticos y energéticos de bailarines de krump, un tipo de danza urbana. El cuerpo humano está exhibido en todas sus formas: desde las fotografías sobre sexo, dolor y muerte de Joel-Peter Witkin, hasta el video Wind que documenta figuras luchando —o danzando—, contra el viento en la playa nevada de Long Island. Transiciones, paisaje urbano, la decadencia del siglo XX, y el cuestionamiento de los cánones estéticos, son algunos de los conceptos explorados en esta sala.
El siguiente espacio es un oasis de colores claros y figuras geométricas. Destacan las pinturas sobrias del argentino Víctor Florido. Esta serie de obras forman parte de la Serie Interiores donde usa el espacio interior arquitectónico como representación de su memoria personal, combinada con imágenes de libros y revistas de segunda mano.

Todos los espacios están repletos de curiosas piezas artísticas, como las fotografías del finlandés Arno Rafael Minkkinen en las escaleras que conducen a la última sala. Incluso en este momento de transición, surge Beach Pond, que busca la armonía entre el cuerpo humano del artista, y la naturaleza. La imagen prístina en blanco y negro está situada, a su vez, junto a los ventanales con vista al paisaje colorido de La Boca, en perfecta sintonía con el río. Elina Brotherus, sigue la misma línea que Minkkinen en el film, The Black Bay Sequence, que retrata a la artista caminando desnuda en las aguas heladas de un lago ártico.
La última sala trata problemáticas ambientales de forma lúdica e infantil, lo cual tiene un efecto doblemente crudo en el espectador. Pauline Fondevile, artista francesa, juega con la idea de los encuentros azarosos y la libre asociación. Esto resulta en 13 lunas en el Riachuelo, un mural que cubre de negro la pared, símbolo de la polución. En esta obra surrealista figuran letras de canciones populares, una noche estrellada y criaturas nocturnas. Además, la escultura de Laurent Perbos, Souches, plantea una naturaleza artificial y arruinada.
La Suite presenta un territorio ficticio inabarcable de 25 artistas de la colección FRAC. Detrás de las formas abiertas del arte contemporáneo, se esconde la familiaridad de temáticas universales. Por momentos, el espectador está perdido en ambientes interpelantes e incómodos donde reina el desasosiego. Sin embargo, la curiosidad predomina porque en el fondo saben que la complejidad de las obras, en realidad evocan momentos históricos y sentimientos comunes a todos.

Muy completa toda la información recibida.