Dibujos, escultura, fotografías y films
La exposición presenta una selección de dibujos, esculturas, fotografías y films del original artista suizo Jean Tinguely una figura clave del arte del siglo XX, autor de las célebres máquinas autodestructivas construidas en los años sesenta con idea de desmaterializar el arte y como una forma de protesta contra la proliferación de armas nucleares.
El primero de estos artefactos, Homenaje a Nueva York, explotó el 17 de marzo de 1960 en el patio del Museo de Arte Moderno de Nueva York, frente a un público que participó de la escena maravillado. Su “Estudio para un Fin del Mundo II”, otra de sus máquinas autodestructivas realizada en 1962, estalló en el desierto de Nevada cercano a las Vegas y a un centro de experimentación nuclear, tan solo pocos meses antes de que se desatara la Crisis de los Misiles en Cuba.
La muestra, que permite apreciar por primera vez en nuestro país la obra de este artista, se realiza en el marco de las semanas suizas 2012 y está presentada por la Embajada Suiza, el Centro Cultural Borges, el Museo Jean Tinguely de Basilea y Pro Helvetia. La exhibición, con curaduría conjunta de Virginia Fabri (C. C. Borges) y Andres Pardey por el Museo Tinguely, a cuyo acervo pertenecen las obras que se exhiben, cuenta con el apoyo de la Niki Charitable Art Foundation.
Jean Tinguely es un artista controvertido que trabajó junto a muchos de los más destacados artistas del siglo pasado, entre ellos Yves Klein, Robert Rauschenberg, Jasper Johns, y Niki de Saint Phalle, su esposa y colaboradora artística. Absurdas, cómicas, lúdicas, locas, destructivas o dramáticas, sus máquinas-escultura aplicaron una fuerte dosis de ironía al progreso tecnológico que marcó la segunda mitad del siglo.
La exposición muestra a un artista establecido en una sociedad post-industrial, dominada por el progreso tecnológico: un hombre perfectamente consciente de la situación del arte en su tiempo y de los problemas políticos y económicos de la segunda mitad del siglo. Sus máquinas-esculturas, realizadas entre 1954 y 1991, año de su muerte, pasaron desde sus relieves meta-mecánicos; sus máquinas de dibujar que fascinaron a personalidades como Marcel Duchamp, John Cage y Roberto Matta; lás máquinas autodestructivas; los escenarios para ballet y teatro y las fuentes, entre ellas la famosa Fuente Stravinsky realizada por él en 1983 junto a Niki de Saint Phalle, que se encuentra ubicada abajo del Centro Georges Pompidou.
Sus máquinas autodestructivas constituyen uno de los capítulos más interesantes de su obra. Ese tipo de arte fue inventado por el artista alemán Gustav Metzger en los sesenta, como forma de protesta contra la proliferación de armas nucleares. En Tinguely estaba además conectado a la idea de arte efímero, que pretendía liberar al arte de sus componentes materiales destruyéndolos.
En este período, Tinguely formó parte del Grupo “Nuevo Realismo”, formado por el crítico de arte Pierre Restany en 1960. Conformaban el grupo además Yves Klein, Arman, Dufrêne, Hains, Martial Raysse, Daniel Spoerri, Villeglé, César Mimmo Rotella y más tarde se sumaron Niki de Saint Phalle, Deschamps y Christo. Los Nuevo Realismo redescubrieron el sentido de la naturaleza contemporánea, tecnológica, industrial, publicitaria y urbana del siglo XX, trabajando a partir de elementos de desecho, basura, afiches, hierro o productos estándar.
Dueño de un espíritu libre, carismático, mujeriego y de una personalidad tormentosa pero cómica a la vez, Tinguely se volcó hacia el marxismo en su juventud para luego convertirse en anarquista, un movimiento más adecuado a su personalidad. Con idea de cumplir su anhelo de fusionar el arte y la vida realizó numerosas obras en colaboración con otros artistas, en particular con su esposa Niki de Saint Phalle quien fuera su estrecha colaboradora artística durante treinta años. Con ella realizó magníficas obras como Hon: una nana gigante con un bar, un acuario y un mini-cine en su interior, exhibida en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo; Paraíso Fantástico una obra que reunía las coloridas nanas de Niki con las amenazantes máquinas de Tinguely y que fue realizada para la Feria Mundial de Montreal y El Cíclope: un gigante que descansa en los bosques de Milly La Foret.
En los ochenta se produjo un giro interesante en la estética de Tinguely, marcado por la muerte de su madre y una experiencia propia que lo colocó al borde la muerte y lo tuvo en coma durante diez días. A partir de allí, Tinguely pareció regresar a sus orígenes católicos, manifestándose a través de sus altares inspirados en el arte del medioevo y complejos gigantes de máquinas (una suerte de denuncia contra la sociedad mercantilista), siempre atados a la industria y el progreso.
Tinguely falleció el 30 de agosto de 1991. Sus funerales fueron descriptos por Niki de Saint Phalle como dignos de un estadista: con la música, la misa y los gaiteros de Basilea, tal como el propio Tinguely había querido. A su muerte y por iniciativa de Niki, heredera testamentaria de su obra, la empresa Roche construyó el Museo Tinguely en la ciudad de Basilea, Suiza.
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