Adentrarse en los mundos de uno de los más grandes exponentes de la contracultura porteña

Pinturas, dibujos, collages, ilustraciones, fotografías, escritos, publicaciones y documentos nos acercan a un Gumier Maier antes de ser Gumier la figura del underground porteño: imagen forjada durante su época como curador del Centro Cultural Rojas. Es Desde los márgenes. Gumier Maier en los 80, la última exposición inaugurada el pasado viernes en el Museo Nacional de Bellas Artes. La cual puede visitarse de martes a domingo con entrada libre y gratuita hasta el 3 de marzo del 2024.


La muestra no solo presenta obras tempranas e inéditas, sino que nos expone ante distintas aspectos de este multifacético artista. “Las piezas seleccionadas buscan dar cuenta de los diferentes caminos que trazó Gumier Maier en los ochenta, las diferentes rutas que tomó. En ese sentido, no habla sólo de su producción durante ese período sino también del circuito de las artes plásticas de la época”, explicó Natalia Pineal, la curadora, el día de la inauguración. El encontrarse con estos trabajos —muchos nunca antes vistos—, permite al espectador entender cómo las cosas que este personaje de la escena cultural fue haciendo y en los circuitos en que se fue desarrollando influyeron en su producción creativa.

Pero ¿quién fue Jorge Gumier Maier? Artista, curador, agitador cultural, militante de las disidencias, pensador, periodista, performer, crítico de arte y escritor; o “un lúcido intérprete de su tiempo”, como lo describe Andrés Duprat el director del Museo.
Como si de ventanas a su mundo se tratara, con la exposición se lo invita al espectador a espiar todo eso que lo rodeaba. Nos acerca a descubrir qué pensaba, por dónde se movía, quiénes eran sus influencias a la hora de ponerse a trabajar, qué leía y qué elegía escribir, con quiénes se movía y a quiénes apreciaba. Entre los 90 elementos exhibidos entonces aparecen dibujos de amantes y amores, pinturas que ilustraban sus escritos en la prensa y ejemplares de revistas como El Porteño, Fin de Siglo, Expreso Imaginario, Cerdos & Peces y Sodoma. El tener el acceso a sus palabras nos acerca de una forma interesante a su forma de pensar.

Al apreciar su obra, el visitante descubre que a pesar de su versatilidad a la hora de crear, hay elementos que se repiten. Entre ellos se encuentran el protagonismo de la figura masculina, ya sea representada con carbonilla, témpera o acrílico; en su mayoría cuerpos —o fragmentos de cuerpos—, donde prima la desnudez y los paisajes como evocaciones difusas. Sus piezas están pobladas de elementos clásicos y dinamismo. Este último dado por el movimiento, las diagonales, curvas y contra curvas de sus composiciones. El uso no realista del color es otra constante, que aparecen en varias de los trabajos expuestos como Ricky o las pinturas sin título pertenecientes a las series de bañistas o nadadores.
Un fragmento más de Gumier Maier en una galería de La Boca
Como si se estuviese ingresando a un estudio de ballet, con barras, espejos y telones en rosado Barro presenta grandes cuadros de Alejandra Seeber junto con 13 pinturas de pequeño formato de Jorge Gumier Maier en la muestra Danza Perfumi. Estas piezas también se ubican dentro de sus primeros trabajos. De hecho, una de ellas, se encuentra expuesta en ambas exposiciones. ¿Cómo puede estar en los dos lugares a la vez? En la galería se exhibe el original y en el Museo Nacional de Bellas Artes, aparece su reproducción en la edición de febrero de 1988 de la revista Fin de siglo.

Los cuerpos desnudos, con connotación erótica, en blancos, negros y grises contrastan con el resto de los cuadros en exposición de la galería. En donde se ven reproducidos personajes de fantasía, como salidos de cuentos de hadas. “Los cuerpos, que se despliegan y repliegan, situados en escenas en movimiento, conviven con obras tempranas y excepcionales de Jorge Gumier Maier, para construir un espacio a mitad de camino entre el desfile y la coreografía”, dicen las palabras de Sonia Becce, la curadora.