
La historia nos ha demostrado en numerosas ocasiones la increíble potencia creativa que puede surgir cuando dos personas apasionadas por la labor artística cruzan sus caminos. De Frida Kahlo y Diego Rivera a Marina Abramovic y Ulay, es claro que el talento propio puede multiplicarse y expandirse hacia terrenos desconocidos de la mano de un otro que comparte las mismas pasiones.

Nuestro país no está exento de dichas duplas creativas. Yente (1905 – 1990) y Del Prete (1897 – 1987) fueron dos personas que compartieron su vida y su arte durante más de 50 años. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, nunca expusieron obra juntos. El MALBA fue la institución a cargo de llevar a cabo tremenda labor por primera vez a través de la exposición “Yente – Del Prete: Vida venturosa”, la cual estará abierta al público desde el 11 de marzo al 26 de junio del presente año.


En palabras de la curadora María Amalia García, “en sus obras se dio una fluida circulación de temas, estilos, materiales y formatos y, aunque los abordaron de maneras distintas, lo hicieron siempre desde un diálogo íntimo y sostenido”. La disposición de las obras y el recorrido histórico que se puede hacer a través de ellas está plenamente basado en el vínculo afectivo y artístico que tenía la pareja, y no en su condición de pioneros. Lejos de entenderlos como genios individuales (especialmente a él), la exposición permite acercarnos a ambos como equipo, como pareja y como sostén del otro.


La exposición incluye pinturas abstractas en clara referencia a Mondrian y a Pollock, collages que bien podrían englobarse dentro del pop, tapices bordados, esculturas en acero casi ready mades, ilustraciones. Trabajos en acero, tergopol, lienzo, papel. La incorporación de una tostadora en un collage, la creación de varios libros de artistas (el favorito de quien escribe es aquel en el que Yente narra, a través de varias ilustraciones, su vida junto a Del Prete) y el piolín como hilo conductor de muchas de las obras y como inspiración para la propia distribución espacial de la exposición. Si bien es claro que tanta proliferación de estilos y técnicas provoca que sea difícil englobarlos dentro de un estilo – o reconocer sus obras como parte de una misma búsqueda – también es cierto que con este accionar han demostrado su inmensa capacidad creativa.


La historia, como sucede en numerosas ocasiones, ha resaltado continuamente el papel de Del Prete como pionero de la abstracción en nuestro país, ignorando la labor de su compañera. Ver la obra de ambos junta de forma casi indiferenciada permite al espectador notar que los dos compartían la misma capacidad para producir piezas de gran riqueza pictórica y conceptual. Entenderlos como un equipo y no como mero genio aislado (él) y simple musa (ella) nos permitirá tener un panorama más amplio de las condiciones sistémicas que provocaron que la figura de Yente quede eclipsada tras la sombra de su pareja.