La artista chilena se encuentra trabajando en un nuevo proyecto llamado “Entre aves y hombres”; una impresionante colección de obras que vuelven a conectarla con la pintura de una manera íntima, poética y muy intuitiva, encontrándose junto a otros cuerpos en un juego constante con el mundo animal, el mundo humano y el mundo de lo abstracto.
Isidora Montero

“La pintura como acto de pintarse en sí misma es lo que Filipa Eyzaguirre enuncia. Este mundo nada aséptico (al cual se acogen las artes visuales contemporáneas), es el espacio de interés, de ensimismamiento, de aislamiento racional en el cual se desarrolla el actuar creativo de esta autora, lo que se constata semánticamente en la construcción de cada uno de sus precarios elementos que aparecen develando el misterio propio de la pintura de caballete”. Así define el artista Francisco González Lineros el arte y la forma de conectarse con la pintura de Filipa Eyzaguirre, la creadora chilena que ha marcado fuertemente su huella en el mundo del arte.

Sumida en un nuevo proyecto artístico, que la ha mantenido trabajando frente al caballete durante casi un año, Eyzaguirre sigue encontrándose a sí misma en la pintura; esta vez rodeada de otros cuerpos, femeninos y masculinos, que se enfrentan y se unen a diversos tipos de aves, en constante conexión con la naturaleza, y la poesía. Se trata de “Entre aves y hombres”, un proyecto que, en parte, continúa el diálogo artístico que Eyzaguirre ha entablado con la pintura, su propio ser y esa búsqueda constante de retratar la realidad, su mundo interior, y lo que no se ve.

En sus propias palabras, la artista explica que en los últimos años “he trabajado cada vez más en la conciencia de la dialéctica entre mi hacer, mi ser y el soporte con el cual me enfrento. Una especie de meditación en la acción de pintar, en la acción de arrojar material y de moverse en torno al soporte”. Es así como, jugando con los planos, el color, la mancha y las diversas líneas que comienzan a surgir en el lienzo, Eyzaguirre comienza este importante diálogo entre el mundo pictórico, su propio ser y el mundo real: “En este sentido mi mayor inspiración ha sido siempre el hombre y sus diálogos elementales, de vida y muerte, latencia, letargo, actividad y pasividad, sexualidad, animalidad”, detalla.
En este nuevo trabajo, Eyzaguirre pone a prueba y contrapone temáticas que desde siempre han llamado su atención, tanto a nivel artístico como a nivel personal. Una de ellas es el delgado límite entre la figuración y la abstracción; una disyuntiva presente en el quehacer de la licenciada en Artes de la Pontificia Universidad Católica desde sus inicios. Sin embargo, “Entre aves y hombres” aborda además la condición humana, lo femenino y lo masculino, y los constantes impulsos del ser humano, los cuales lo atan también con su condición animal.

Cuestionamientos como los anteriores no son ajenos a la artista ya que la filosofía, sus constantes preguntas y variadas respuestas siempre han trabajado como el hilo conductor detrás de cada investigación y proyecto de la artista. “El sentido de la vida, el dolor, el nacimiento y la dialéctica del ser humano y su comportamiento (…) Lo suave y áspero, lo sutil y lo burdo, lo erótico, lo femenino y lo masculino, lo animal” son algunas de las temáticas presentes en la trayectoria artística de Eyzaguirre, y esta no es la excepción.
En ese sentido, la artista comentó a la hora de presentar el proyecto “Diálogos” que “siempre he creído que mi mayor libertad es aceptar la realidad y la verdad, aunque sea dolorosa. Aceptar y abrazar el sufrimiento tanto como aceptamos y abrazamos la alegría.
Aceptar los fracasos, porque de ellos aprendemos y nos hacemos más fuertes. Aceptar el llanto, así como la risa, y no temer a las pasiones fuertes, que nos recuerdan que estamos vivos, que somos frágiles y que existimos. Por eso no tengo miedo de plasmar esas pasiones en mi trabajo, son parte de la vida y prefiero mirarlas a la cara que evitarlas. Solo ese acto me hace más fuerte, el poder ya no está en la emoción que te gobierna, sino en uno mismo que la acoge”, explicaba con mucha naturalidad la artista.

Con toda esta emotividad y poesía detrás, que de alguna manera plasma su propio imaginario en la pintura, es así como en este proyecto Eyzaguirre logra entrecruzar “figuras de cuerpos femeninos y masculinos, con aves. Especies rapaces, principalmente águilas, cóndores y lechuzas, símbolos ancestrales de poder y belleza. El cuerpo desnudo es presentado en su vulnerabilidad ante el animal o a su vez emerge sutil pero radicalmente presente en la tela”, resume.
Estas formas y cuerpos se sumergen en un paisaje de color; la misma pintura y la mancha de pigmento que nos advierten de la presencia de estas figuras y que, a la vez, las esconde y las vuelve poco visibles. “El erotismo de la figura es su fuerza animal que emerge, compite y dialoga con la animalidad del ave que, a su vez, es tanto fuerte como impávido de su grandeza y belleza. Así, las figuras se entrecruzan, superponen y dibujan en la tela, conversando en un paisaje interior que trasciende los limites dibujados y evoca los limites propios del hombre sabio con el animal irracional”, concluye.
A pesar de encontrarse trabajando a toda marcha en el taller en este nuevo proyecto, Eyzaguirre no ha olvidado cómo encantar al espectador con su arte. Hoy en día, sus redes sociales se manchan de pigmentos brillantes y colores que nos remontan a esos paisajes naturales que tanto la inspiran para esta nueva colección de obras. Desde su taller, la artista comparte su arte, en el que no solo vemos de manera clara las aves que dieron inicio a este proyecto, sino que la observamos también a ella, su manera de ver el mundo, la condición humana y la forma de hacer arte, como un constante recordatorio de nuestra existencia.