La Inmanencia de la escultura

Arquitecta y artista visual, la obra de Teresa Maluf es la perfecta combinación de ambas profesiones.
Nacida en Córdoba, graduada en la UNC emprende su carrera profesional en el país y posteriormente en Mozambique, África donde se instala por 8 años.
Su experiencia de trabajo y sus frecuentes viajes al exterior le dieron acceso a los grandes museos y colecciones privadas activando su vocación artística.
Ya de regreso a su provincia natal -2005-, ingresa a la Facultad de Arte de la Universidad Nacional de Córdoba completando un eslabón más en su formacion académica. Paralelamente, asiste a los talleres de Carlos Peiteado, Jorge Torres y Dante Montich. Hace clínica de obra con Tulio de Sagastizábal, Irene Kopelman, Annanké Assef y Justo Pastor Mellado.



A partir del 2018 realiza por encargo algunas obras de Arte Público en parques y edificios que en la actualidad, son escenario de espectáculos al aire libre, shows, sesiones fotográficas y otras actividades.
En al año 2019 el gobierno de la provincia de Córdoba le encarga la obra SINCRONÍA, escultura de 6,00 metros de altura y diámetro, instalada en el entonces nuevo Parque del Chateau, parque de 14 hectáreas, construido en los terrenos de la antigua estancia de la familia Carreras, cuyo casco (una mansión del siglo XIX con un torreón) fue llamado Chateau Carreras y a dónde actualmente funciona el Centro de Arte Contemporáneo.

Su actual exposición en el Museo Emilio Caraffa de Córdoba es el corolario del trabajo de los últimos 40 años.
La disposición de 4 piezas de gran tamaño en la sala de doble altura y la inclusión de planos verticales inclinados permiten al observador optar por diferentes recorridos posibles.
«La obra habita el espacio«, dice Teresa.
“El arte como parte de la vida. Me interesa generar dentro del volumen de la habitación una fuerza activa, inmanente, cuidando la relación de la obras entre sī, con el espacio y con las personas”, agrega.
Bocetos y obras inacabadas completan la escena generando distintos puntos de atención. “Son los elementos pertenecientes a mi gramática visual, los componentes necesarios para la elaboración de una poesía final”, señala Teresa.



Por medio del dibujo a mano alzada desarrolla el argumento de sus instalaciones. Su metódico trabajo requiere de maquetas, planos y detalles constructivos en escala. La producción posterior corresponde a un equipo de profesionales responsables de ensamblar, pulir y esmaltar las piezas metálicas con pintura poliuretánica apta para exteriores. Son esculturas únicas, perdurables e irrepetibles de impecable factura, concebidas para ser exhibidas en forma individual o grupal.

Una vez colocadas las obras en la sala, el espacio expositivo pasa a tener un rol activo y en lugar de ajustarse estrechamente a lo que se había diseñado previamente en el taller se establece un nuevo juego de relaciones que permite ir haciendo modificaciones in situ en función de crear un relato; de convertir al espacio expositivo en un espacio narrativo. Algunas quedarán sobre el suelo, otras irán suspendidas o ensambladas, rotadas o desplazadas “como si fuesen los habitantes geométricos de una arquitectura imaginaria; como si cada uno de ellos tuviese una identidad propia. He buscado provocar la generación de varios recorridos posibles, con ritmos, descansos, idas y retornos, ángulos y perspectivas diferentes”, enfatiza Teresa Maluf.
La muestra titulada 404, anima al espectador a adentrarse en su recorrido entre formas geométricas puras y colores brillantes sugiriendo una dinámica particular con respecto a la escala y la iluminación. Las estructuras físicas y sus sombras proyectada en el piso y muros son la presencia latente en un espacio en el cual el visitante es un partícipe activo. De forma intuitiva, la obra invita a grandes y chicos a ser parte de la experiencia.
Crear un espacio desconocido dentro del espacio tradicional, es un acto artístico.

En palabras del curador, Dante Montich:
“En sintonía con lo contemporáneo, y desde la retórica de lo geométrico, el proyecto de Teresa Maluf apunta a desarrollos conceptuales en los que los límites entre diseño, arquitectura y objeto, entre materia, soporte y obra, o entre espacio y recepción son puestos en consideración…
Para la artista, su mundo geométrico no es solo un ámbito de presencia formal, sino una metáfora del espacio humano, un entorno vital. La “presencia” de las formas, su dinámica e intensidad se potencian en el juego de relaciones que se da en el propio espacio, no ya como soporte, sino como territorio habitado.
Ajenas al sentir cotidiano, las formas tridimensionales de alguna forma participan de un relato, como actores en una escena. Los objetos son realidades palpables que se suman al mundo, pero no se confunden con él; de ahí que la artista marque distancia ante las ideas, los sentimientos y las fantasías que proyecta.
La cualidad de objeto diseñado y construido pasa a la de sujeto poseedor de un destino particular. Partícipe de ello, la experiencia del espectador es inmediata, visual y visceral; por lo demás es experiencia que no pretende reconfortar a la razón. La instalación no solo facilita un espacio de formas posibles, de formulaciones estéticas y de miradas relativas, también promueve la reflexión sobre las estrategias del arte; éste sea, quizá, su principal enunciado.”
Museo Emilio Caraffa. Av. Poeta Leopoldo Lugones 411, Córdoba Capital
Abierto al público: Martes a domingos y feriados de 10 a 19 hs.
Teresa Maluf – Sala 5. Desde el 5 de mayo al 30 de junio de 2022.
@teresa_maluf