CRONOLOGÍA: DE LA QUÍMICA AL ÉXITO ARTÍSTICO
Por M. Gabriel Escalada
A pesar de haber alcanzado la mayoría de sus metas, el exitoso curador Rodrigo Alonso dice que no está preocupado por llegar a una jerarquía superior en el mundo del arte y cuenta cómo fue su ascenso en la cultura.
Llego al Café Bogotá, se me acerca un mozo y le digo que estaba esperando a alguien a quien le tenía que hacer una entrevista. En su inquietante momento de curiosidad me preguntó quién iba a ser el entrevistado, cuando le expliqué me dijo que tenía un lugar especial pero que tenía que esperar a que un grupo de amigas desocuparan las mesas, ahora viendo las fotografías me percato de que la entrevista se hizo adelante de un mural de Marta Minujin, una de las artistas significativas en la carrera de Rodrigo Alonso. A los pocos minutos llega la fotógrafa Elizabeth Graviotto, nos ponemos a charlar y se pone a inspeccionar el lugar con su cámara. Justo a la hora pautada llega el entrevistado.
GE: Metafóricamente hablando se puede decir que no naciste en una cuna de oro, ¿no?
RA: No. Vengo de una familia humilde de Morón. Siempre tuve muy en claro que iba a estudiar algo, también mi mamá me insistía para que estudiara, me decía que como era varón lo que más me convenía era hacer una carrera técnica. Hice la carrera de técnico químico, me recibí y entré a la Universidad. Estudié cine porque me interesaba mucho, pero empecé a desanimarme un poco porque el cine en los 80 era bastante malo, aun así seguí estudiando. Después me enteré de que estaba la carrera de Arte y que tenía una especialidad en cine, así que seguí la carrera de Arte pensando que iba a ser crítico de cine. Cuando hice esa carrera me empezó a interesar más el video, me empezaron a interesar más otras cosas.
“A TRAVÉS DEL VIDEO FUI ACERCÁNDOME MÁS A LAS ARTES CONTEMPORÁNEAS, A LA PERFORMANCE, AL ARTE EN GENERAL.”
GE: En la época en que te enfocaste en el videoarte surgieron nuevos artistas en esa disciplina.
RA: El video era una disciplina relativamente nueva, si bien surge en la década de los 60, la producción importante fue a mediados de los 80 en adelante. Cuando yo empecé a dedicarme al video en la época de los 90 era como el momento de boom. Me dediqué a eso que era algo que no se dedicaba nadie y así fue como obtuve mi espacio entre los críticos y curadores, porque yo sabía de algo que el resto no, y así fue también como empezaron a aparecer las primeras propuestas para exposiciones. Mis primeras muestras fueron en importantes instituciones como en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el Centro Cultural Recoleta y en el Museo de Arte Moderno; el acceso era más simple, no había tanta gente dedicándose al video, hoy es más difícil porque hay mucha diversidad de artistas. Y como siempre digo, yo me fui haciendo con los artistas: los visitaba, hablaba con ellos, iba a sus talleres. Entré al mundo del arte porque me dediqué a una rama de la producción artística que poca gente conocía, y además en los 90 se empezó a poner de moda, no solo en Argentina sino también internacionalmente, sobre todo en las bienales.
GE: Creo que hay una instancia en la vida de un escritor, en la de un artista y mismo en la de un curador en la que estos se enriquecen de arte para seguir creciendo. ¿Cuándo crees que fue esa instancia tuya?
RA: Cuando empecé a hacer esas muestras pude ver que había un interés en lo que yo hacía. Empecé a hacer muestras a finales de los 90 y me hice amigo de muchos artistas, trabajé con Marta Minujin y fui su asistente por un tiempo, con ella comencé a conocer a mucha gente. El mundo del arte es un mundo de relaciones públicas, la gente te va a llamar si te conoce, si no te conoce es mucho más difícil: tenes que ir haciendo como muchas pruebas, ir haciendo exposiciones y que las personas las vean, que te recomienden, o sea, llegas pero con un poco más de tiempo. En cambio, si la gente ya te conoce, conoce tu nombre y lo que haces, siempre va a ser más fácil llegar a cualquier lado. Y a mí lo que me pasó fue eso, me conecté con personas que me hicieron llegar rápidamente, también porque no había muchos curadores y había mucho trabajo para muy poca gente. Hoy en día, como hay muchas carreras de curaduría, salen jóvenes curadores todo el tiempo y ahí hay que empezar un trabajo de posicionamiento, que los conozcan y sepan cómo trabajan…es todo un trabajo arduo.
GE: Igualmente creo que las instituciones no se arriesgan en contratar curadores recién recibidos.
RA: No, y es lógico que no lo hagan. No podes darle un espacio y un montón de recursos a alguien que no conoces, a alguien que no sabes cómo va a hacer la exposición. Ser curador es un trabajo de muchísima responsabilidad, lo que haces lo va a ver mucha gente. Las instituciones no se van a arriesgar a hacer algo que lo van a ver muchas personas sin saber que va a salir bien, para saber que va a salir bien tienen que ver una especie de experiencia comprobada. Primero vas trabajando en lugares pequeños y después te dan más espacios.
“LA CURADURÍA ES UNA PRÁCTICA, ES UN TRABAJO CREATIVO. VAS A EMPEZAR A TRABAJAR CUANDO ALGUIEN SE DÉ CUENTA DE TU CREATIVIDAD Y DE TU CAPACIDAD PARA CREAR.”
GE: ¿Un curador artista tiene más potencial que un curador institucional?
RA: Es indistinto, son dos tipos de curadores diferentes. El curador artista se envuelve en un círculo mucho más cerrado en el arte que a él le interesa, y el curador que estudia curaduría seguramente no tiene ningún tipo de arte que le interese más que otro, es más abierto y puede llegar a involucrarse con cualquier tipo de producción artística.
GE: ¿Cómo es tu metodología de trabajo como curador?
RA: Por suerte, a esta altura de mi vida no salgo a buscar trabajo, generalmente me llaman para hacer exposiciones. También, como ya tengo una trayectoria, no me dicen demasiado lo que tengo que hacer, me llaman y me dan la libertad de hacer lo que yo quiera pero también con ciertas limitaciones. Por ejemplo, ahora me llamaron del Centro Cultural Kirchner, habrá una muestra sobre el bicentenario y yo voy a hacer una parte de esa muestra que tiene que ver con el futuro y la innovación; me dan la sala, me dicen cómo es el lugar, el contexto de la exposición y cuál sería el tema general. A veces me dicen eso, a veces no me dicen nada, directamente me dan el espacio y me dicen “hace lo que quieras”. Pero por mi experiencia saben a qué tipo de artistas tengo que llamar y cómo me manejo con ellos. Ahí es más un trabajo del tipo intelectual que lo hago desde casa: empiezo a tirar ideas, empiezo a mirar el espacio, se me empieza a ocurrir cosas, armo como una exposición sin todavía llamar a los artistas. Luego empiezo a contactar a los artistas, a los coleccionistas para pedirles obras, empiezo a contactarme con gente para que esas ideas que tuve se empiecen a materializar, aunque nunca sucede al cien por cien. Algunas ideas que tuve se llevaron adelante y otras no porque depende del presupuesto que tenga, del equipo de trabajo, de que si me prestan o no las obras, si los artistas con los que quería trabajar están disponibles o no, depende de muchas cosas llegar a lo que yo realmente quise hacer. Primero, la diagramación es desde mi casa y luego viene el trabajo en el espacio.
GE: El año pasado curaste una obra de Marta Minujin bajo el marco de la Primera Bienal de Performance en Argentina. El trabajo curatorial me pareció muy bueno, pero desde mi punto de vista creo que los distintos trabajos de ese evento artístico no tuvieron mucha divulgación y se notó una falta de interés por parte de la sociedad. ¿Cómo crees que tanto artistas como críticos y curadores deben enfrentar esta problemática de la falta de reconocimientos?
RA: En mi caso, no me ocupo del tema de la prensa. A mí lo que me interesa cuando hago una exposición es que sea buena, después si va mucha o poca gente me es indistinto. Para mí, lo importante es que lo que realicé esté bien hecho, por supuesto que uno siempre quiere que vaya gente, pero realmente no me ocupo de la prensa porque es muy desgastante, tal vez lo hacía cuando era más joven, cuando hacia menos exposiciones y era menos conocido. De la divulgación se ocupan más las instituciones, los espacios de arte tienen su departamento de prensa.
GE: Ansia y Devoción es una muestra tuya que tuvo mucha connotación social. ¿Los artistas de la actualidad, como lo hiciste vos en ese momento, deben ocuparse de tocar problemáticas sociales?
RA: Cuando hice Ansia y Devoción era igual que ahora, había artistas que tenían una visión social muy fuerte y otros que no. Yo lo que hice en ese momento fue nuclear a esos artistas que tenían esa visión social. Hoy pasa lo mismo, solo que ese tipo de mirada está fijada en otras propuestas. Depende mucho de los curadores rescatar ese tipo de obras o de vertientes dentro de la producción contemporánea. En ese momento me pareció que era una cosa importante porque era justo después de la crisis y además había toda una discusión sobre el arte light y no light.
GE: ¿Un curador desempeña tanto ese rol como el de un crítico a la hora de seleccionar obras para una muestra?
RA: Sí, claro, el curador tiene una función crítica, cuando elige una obra es porque cree que debe ser exhibida. Ahí hay una función crítica pero también hay muchas otras funciones, el curador también trabaja con la historia del arte, elige obras que son significativamente históricas, hay muchos otros métodos de elegir una producción artística y no solo por lo que uno cree que tiene valor estético. La diferencia básica reside en que el crítico no decide qué se expone y qué no, puede decir que no vayas a ver una muestra por ciertos motivos y punto, pero aun así la obra ya está expuesta. En cambio, el curador si decide qué se va a exponer y en ese sentido tiene más poder.
GE: ¿Qué tipo de curadurías te gusta llevar a cabo?
RA: Me gustan las curadurías históricas, pero lo que sucede con ellas es que llevan mucho tiempo, por eso tengo en paralelo proyectos históricos con proyectos más contemporáneos. Me gusta mucho saber qué es lo que hace la gente joven. También me gusta variar, soy el tipo de curador que le gusta trabajar siempre con artistas diferentes, por eso en cada exposición trato de trabajar con gente que no trabajé previamente. Me gusta conocer gente, conocer nuevos artistas y ver cómo trabajan, es algo que me da cierta alegría.
GE: ¿Qué muestra te hizo crecer profesionalmente?
RA: Ansia y Devoción fue una muestra muy importante en su momento. Luego hice la primera muestra sobre la historia de la performance en el Museo de Arte Moderno en el año 1999, esa también fue muy importante. También me llamó la fundación OSDE en donde hice una exposición súper exitosa que se llamó El futuro ya no es lo que era, ahí por primera vez mezclé cosas del mundo del arte, del mundo del diseño, de la historieta y de la fotografía histórica. Otra muestra importante en mi carrera fue la de la Bienal de Venecia.
GE: Con respecto a las nuevas tecnologías, a las nuevas plataformas y redes sociales, ¿cómo debe hacer el artista para que estas no opaquen al arte sino que convivan entre sí?
RA: La tecnología ofrece un montón de posibilidades para la creación, también desarrolla un nuevo tipo de producción artística distinta a la producción habitual. Pero también tiene ese peligro de hacer pasar lo artístico a un segundo plano. Depende mucho de los artistas que entiendan las posibilidades artísticas que tiene la tecnología por un lado, y por otro lado, por parte del curador, también está el hecho de no entrar en algo que haga demasiado hincapié en la cuestión espectacular de la tecnología. Siempre es un riesgo lo tecnológico, no solo por parte del artista que a veces se queda en ella sino también por parte de las instituciones porque quieren ese espectáculo para atraer a la gente.
GE: Con tanta trayectoria, ¿te quedan metas profesionales por cumplir?
RA: No estoy muy preocupado por mi carrera como curador, llegué un poco tarde a la curaduría pero en gran medida ya hice todo lo que tenía que hacer. Probablemente lo que me quede a futuro sea dirigir una institución. Realmente hice todo lo que quise y al mismo tiempo no estoy preocupado por escalar más posiciones.
¿Cuánto pesa el amor?
Con una notable exposición, inauguró la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta con un nuevo recorrido que enlaza las diferentes...