Inauguró la exhibición de Luis Felipe Noé en galería Rubbers que permanecerá abierta al público hasta el 15 de diciembre en Galeria Rubbers, Av. Alvear 1640 – Recoleta.
“El tiempo, para mí, es algo que va y viene. De repente me encuentro con mi pasado artístico o con experiencias anteriores y si hay algo que no me importa en este momento es la coherencia de una exposición. Esta exposición es un ejemplo de que la coherencia me importa muy poco porque la coherencia soy yo mismo con todas mis contradicciones”, dice Luis Felipe Noé en la entrevista-texto que inaugura su nueva muestra Ochenta y seis.
Fiel a su costumbre de mostrar nuevos trabajos todos los noviembres en Galeria Rubbers esta exposición reúne obras inéditas que reflexionan mayormente sobre la experiencia del tiempo. A su vez, está integrada por obras que Noé realizó en colaboración con Cecilia Ivanchevich y Natalia Revale y con su hija Paula Noé Murphy.
El título de la exposición hace referencia a la edad del artista que con sus Ochenta y seis, confiesa: “en la actualidad quiero hacer mi mejor obra”.
TEXTO DE CATALOGO (Fragmentos)
Preguntas y respuestas Entrevista por Lorena Alfonso.
Pregunta: ¿Por qué elegiste OCHENTA Y SEIS como título de la exposición?
Respuesta: El título de una exposición puede ser tan vago como Pinturas y dibujos 2019. He hecho muchas exposiciones con criterios de títulos simples como esos o series cuyos títulos eran conceptos generales temáticos. Lo he hecho, por ejemplo, con la Serie Federal en 1961 y con La naturaleza y los mitos en 1975. Vengo poniéndole títulos a mis exposiciones desde hace más de 20 años y son, por lo general, vagas referencias, como si fuesen los títulos de un libro de poesía. Sin embargo, esta vez he escogido un referente claro: la edad que tengo.
Pregunta: Una vez me dijiste que lo más extraordinario que te había pasado en la vida es la experiencia del tiempo. ¿Podrías contarnos por qué?
Respuesta: Porque el tiempo tiene sus tiempos. Hay tiempos rápidos y hay tiempos lentos. No está relacionado con la marcha del reloj. El tiempo de la infancia es lentísimo pero luego se hace cada vez más rápido. El presente y el pasado juegan a las escondidas. Hay casi presentes, o sea ayeres inmediatos que se van al olvido total como si realmente no hubiesen existido (eso se agudiza en la vejez) y hay pasados que uno siente, cuando vienen a la memoria, que están tan presentes que uno recuerda hasta los más mínimos detalles como si los volviese a vivir. A veces, esos detalles no son tan importantes pero por algo gravitan en uno. (…)
Pregunta: ¿Cómo se conjugan los temas y los tiempos en una exposición?
Respuesta: El tiempo, para mí, es algo que va y viene. Tomo conciencia del tema de una obra en particular en la mitad del proceso de hacerla. No hago bocetos sino que trato de convocar un “mundo”.
Si hay algo que no me importa es la coherencia de una exposición. Por eso esta exposición, OCHENTA Y SEIS, es un ejemplo de que la coherencia (si así se puede llamar) reside en todas las variaciones de mi mismo. Soy un geminiano asumido.
Pregunta: ¿Cómo fue el proceso de creación de la obra La derrota de la muerte?
Respuesta: En ese cuadro hay de todo. Justamente es la acumulación de contradicciones y oposiciones. Es lo que soy. El título se me ocurrió como contraposición al concepto “el triunfo de la muerte”, que ha motivado otras obras célebres. Estoy tratando de distraerme porque a mi edad la “señorita parca” me hace guiños para salir a bailar con ella. Esta obra, que contiene un esbozo de un autorretrato, incluye también una reflexión escrita sobre la muerte como la mayor aventura de la vida. Siempre me atrajo el misterio y no hay uno mayor que la muerte. Para mí triunfar sobre la muerte es no tenerle miedo. (…)
Pregunta: En tu recorrido artístico compartiste la tarea de crear con otros. La exposición Noé + Experiencias colectivas, que realizaste en 1965, y los trabajos con Eduardo Stupía son grandes ejemplos. En esta muestra se destaca la colaboración con tus colaboradoras (valga la redundancia) y con tu hija Paula. Para seguir el juego de palabras: ¿uno es con otros?
Respuesta: Me encanta el diálogo, la conversación. Cuando uno conversa con alguien es como un barco que se mueve en varias direcciones, comienza hablando de un tema y termina con otro. Parecida a la conversación secreta de uno consigo mismo. Es muy interesante cuando ya no es una conversación con el otro de sí mismo sino con realmente otro y entonces te desafía o te complementa. Por ejemplo, si estoy trabajando en cerámica con Natalia Revale, ella me transmite la experiencia de la cerámica que no tengo y, entonces, dialogo con sus propuestas y soluciones a cosas que yo, como contraparte, también propongo. Con Cecilia Ivanchevich el desafío es su búsqueda con la luz y cómo podría insertarse lo mío en esa búsqueda. Con respecto a Paula Noé Murphy (mi hija) me interesa lo que está desarrollando en el último tiempo: una obra efímera que realiza en la tierra y que luego fotografía, imprime y sigue dibujando y pintando. Hace una obra sobre el registro de otra. Y me propuso que hiciera mi versión sobre una de estas fotografías. Colaborar con ellas es dialogar con sus búsquedas. (…)
Pregunta: ¿Por qué te consideras un optimista escéptico?
Respuesta: Quiero ser optimista pero realmente soy un escéptico. Hay que ser optimista porque sino entras en una decadencia total. Es decir, si te dejas llevar por el escepticismo te convertís en pesimista y el pesimismo es un suicidio vital. Entonces, como uno quiere seguir viviendo tiene que ser optimista aun cuando sea realmente escéptico sobre ese optimismo. Somos seres contradictorios y creo que por eso tengo una tendencia al uso del oxímoron. La vida es un gran oxímoron.