“Las oferentes” es la primera exposición individual que Carla Grunauer, artista plástica tucumana, realiza en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Con curaduría de Lucrecia Palacios, la muestra consiste en una selección de obras inéditas, realizadas por Grunauer durante el año 2021, y en la que se destaca la combinación de diferentes disciplinas. Por primera vez, la artista conjuga sus obras pictóricas con cuatro piezas escultóricas, arte en el que incursionó exclusivamente para la muestra. A través de esta selección híbrida, que se expone en la Sala de Proyectos Especiales, la artista genera universos fluctuantes, diversos y en constante metamorfosis, que son habitados por figuras fragmentarias con reminiscencias mitológicas.

Desde el título, la muestra se manifiesta como parte de un rito ancestral, que comulga divinidades y naturaleza. Los personajes bestiarios, materializados a través de criaturas antropomorfas y zoomorfas, dominan la escena y reconstruyen corporalidades con trazos modernistas, que permiten resignificar figuras mitológicas como el minotauro. En la arquitectura de las formas, los personajes emergen enteros, se reconocen, se fragmentan y se esparcen en huesos, construyendo hilos narrativos en torno a la existencia, ya que de manera orgánica, cada cuerpo pareciera quebrarse y resurgir en bucle.

En las pinturas, y en sintonía con los trabajos pictóricos anteriores de Grunauer, los cuerpos se retuercen y las formas curvas direccionan la mirada con delicadeza; mientras que la tridimensionalidad de las piezas escultóricas plantea un recorrido visual de ida y vuelta constante, en el que es difícil dilucidar un principio y un final. Precisamente, este elemento existencial, ligado a la idea de eternidad, abre un abanico interpretativo que se refuerza con la incorporación de símbolos laberínticos, sueltos en el espacio como espirales o distinguidos en las formas fragmentarias de los cuerpos. Como afirma Palacios en el texto curatorial “Grunauer atrapa en sus obras el carácter continuo y multiforme de la vida, que no dejará nunca de cambiar”.

A su vez, en este universo multiforme las superficies de los cuerpos son permeadas por la presencia de la naturaleza, que se manifiesta a partir de tonalidades acuosas y difuminaciones en tonos pastel y colores tierra. Así, las pieles se convierten en el punto de contacto y comunión entre el adentro y el afuera. Respecto a esto último, el exterior también se reconoce a través de referencias a elementos vitales concretos, como la piedra turmalina, la luna, el atardecer, el agua, entre otros, que generan la idea de permanencia. En cambio, la incorporación de hormigas y gusanos remiten al carácter simbólico que estos seres adoptan, como parte fundamental de un proceso de descomposición (destrucción y renacer). De este modo, cada obra se construye a partir de elementos sutiles e independientes, que dialogan entre sí y en conjunto forman imágenes mutables y plurales.


Sin embargo, lejos de poseer un carácter solemne, la muestra interrumpe la seriedad y cautela con la que se observan las obras a partir de la incorporación de elementos disruptivos, que provocan desconcierto. En estos rituales, aparecen formas que mutan en tacones, troncos de madera que quiebran materialidades y gestos en medio de discusiones, entre otros elementos, que dotan de humor y contemporaneidad a las piezas. Al mismo tiempo, estas incorporaciones invitan al espectador a una observación detallada, como si fueran pistas para reconstruir las reglas propias de cada obra. De esta manera, el carácter permanente de la existencia y la metamorfosis de los personajes se traslada a la mirada del espectador, que se sumerge de manera continua en un carrusel de nuevas significaciones.
Información: “Las oferentes” puede visitarse hasta el 7 de marzo de 2022, en el Museo de Arte Moderno, ubicado en Av. San Juan 350 (San Telmo, Ciudad de Buenos Aires). El museo puede visitarse todos los días (martes cerrado), a partir de las 11 horas.