Fantasías Plebeyas está siendo exhibida en el Museo Nacional de Arte Decorativo y es la primera exposición de Bienalsur 2021 en Buenos Aires. Hasta el 24 de octubre podrán visitarse, bajo la curaduría de Leandro Martínez Depietri, las obras de los argentinos Gabriel Baggio y Luciana Lamothe; el noruego Emil Finnerud; y el artista francés Mehryl Levisse. Las instalaciones proponen una reflexión sobre la común admiración hacia los palacios porteños que ignora las condiciones de producción desiguales tanto entre regiones del país, como entre clases sociales. Los espacios y diseños aparecen invertidos para rechazar la nostalgia hacia la belle époque mediante nuevas miradas colectivas que revalorizan el trabajo manual, la cultura popular y las formas plebeyas.

Una de las características de la bienal es expandir el derecho a la cultura, qué mejor que hacerlo en el Palacio Errázuriz, residencia aristocrática convertida en museo público. Depietri expresa: “En vez de valorar el edificio por su origen oligárquico, la propuesta expositiva pone el acento en el hecho de que este palacio es actualmente un museo público y que, por lo tanto, tiene la capacidad de activar memorias que no responden únicamente a imaginar cómo era la vida de una familia de la alta burguesía a principios del siglo XX, sino a pensar críticamente en el contexto de la época con miras también a construir espacios de imaginación más democráticos”.
La escultura interactiva de Luciana Lamothe, Repetición por quiebre, abre la muestra y evoca la idea de ruptura que Depietri propone como punto de partida. El curador alerta sobre la importancia de “descolonizar” la imaginación colectiva abriendo lugares a nuevas visiones del mundo en el que la realización individual no dependa de la acumulación de bienes materiales. Lamothe claramente propone nuevas perspectivas desde las artes decorativas. “Me enfoco en la transexualidad de los materiales”, comenta sobre su impronta artística personal. Agrega que experimenta con las distintas posibilidades de los materiales para desafiar ciertos usos y valoraciones normalizantes, como es el caso de la madera y el metal, materiales rígidos y duros que suelen estar asociados a lo masculino.
Particularmente, en Repetición por quiebre la artista se pregunta: “¿Cuáles son las condiciones necesarias para funcionar en estado de crisis? La escultura está anclada al concepto filosófico de “rizoma”, en el cual todos los elementos en el marco de una crisis influyen directamente en los demás sin seguir un orden jerárquico. A la par de esta concepción integral, el curador sostiene: “Si seguimos soñando todos con vivir en un palacio que requiere de un servicio doméstico constituido por 50 personas para su mantenimiento, jamás podremos construir modelos más sustentables de vida en este planeta. Para que haya ricos es necesario que haya pobres”.


La obra de Gabriel Baggio, La pampa se ve desde adentro, recuerda la desigualdad que hizo posible la existencia del Palacio Errázuriz. La instalación consiste en una serie de herramientas, en cerámica con lustre de oro, que usó el artista para construir una casa de campo. Así, prioriza el trabajo manual y desplaza la iconografía tradicional de la naturaleza y la mitología ligadas a tiempos de ocio de las clases altas. “Hacer referencia al trabajo manual en el campo dentro de un palacio de la oligarquía argentina no es menor ya que sabemos que la explotación agrícola fue el origen de la riqueza de esta clase”, afirma Depietri.
Emil Finnerud sorprende con la exposición de un reloj de chimenea chapado en oro, serigrafías azules, una sala cubierta de grava roja en perfecta imitación de una cancha de tenis y dos esculturas de yeso de un velocímetro y un airbag de Porsche. Esta instalación llamada Death Drive supone un juego de palabras: es tanto una carrera automovilística mortal, como una pulsión de muerte en los términos de la teoría psicoanalítica de Freud. Surrealista y siniestra, aporta elementos del barroco, la tragedia griega, el futurismo y la burguesía para visualizar la crítica de la cultura contemporánea individualista sustentada en el mérito y la competencia. Su emplazamiento en este edificio recuerda un episodio clave de la historia revolucionaria que fue inmortalizado en pintura por Jacques-Louis David: el juramento del juego de pelota en el Palacio de Versalles en 1789, cuando los diputados ocuparon este espacio de ocio del rey Luis XVI exigiendo una Constitución para Francia.
Por último, Mehryl Levisse suele inspirar sus obras en temas como el folclore, los rituales, el género y la homosexualidad. Además, su arte parodia la sociedad mediante los códigos del teatro y está compuesto por elementos transversales que lo llevó a trabajar con coreógrafos, músicos, titiriteros y sociólogos, entre otros. The Naive Decorators particularmente combina las formas burguesas con lo grotesco, hilando productos industriales como crocs o pantuflas, con “manufacturas exquisitas” realizadas por el artista. Así, construye un entorno queer y kitsch, que recuerda la solemnidad de los carnavales venecianos, pero también la rebeldía de la cultura popular. Además de esto, el curador explica que el emplazamiento de esta obra en la Sala Aldao permite un diálogo de la instalación contemporánea con la capilla medieval y la puerta románica de la sala. “Esta situación es sumamente difícil de lograr y esto se ve en el modo en que habitualmente se cubre la capilla con un panel cuando se exhibe arte contemporáneo en esta sala”, expresa Martínez Depietri.
Para finalizar, ante la pregunta de cuál es el fin último de Fantasías Plebeyas, Leandro Martínez Depietri reflexiona: “Esta muestraquiere dinamitar esa nostalgia por la belle époque argentina. Yo soy fanático de la arquitectura y de las fotografías de época y lo que veo permanentemente con tristeza es la afirmación típica de «¡Qué Argentina que teníamos!». ¿De dónde viene esa primera persona del plural? ¿Quién es ese «nosotros» que aparece tácitamente? Más allá de las familias que vivían como los Errázuriz Alvear, las amplias mayorías vivían en la pobreza absoluta; recordemos a los trabajadores golondrina, a los mensú, a los inmigrantes en los conventillos…¿De qué estamos hablando? En vez de llorar porque ya nadie construye palacios como el Errazuriz Alvear, sería mejor que empecemos a celebrar que este es un espacio público. Esto es su mayor potencia porque el sitio público es siempre un lugar de encuentro y no hay nada más poderoso que el encuentro entre pares; de allí surgen las imaginaciones de futuro que, para que sean mejores, deben estar fundadas en un conocimiento crítico de la historia y deben fundarse en una cierta dimensión del placer porque el goce es revolucionario. No hacemos cambios sin pasión. Allí entra el arte, allí entra Fantasías plebeyas, buscando generar nuevas visiones y sentidos sobre este patrimonio a partir del goce que nos produce su belleza y no a partir de una propuesta de demolición como ha ocurrido tantas veces en Argentina. Democratizar los espacios, democratizar la belleza es la clave”.
La muestra , que se inscribe en el eje curatorial Políticas del arte, estará abierta al público de martes a domingos, de 13 a 19 horas, hasta el 24 de octubre, con reserva previa desde la web del HYPERLINK «https://museoartedecorativo.cultura.gob.ar/»Museo Nacional de Arte Decorativo , Kilómetro 3.2 en la cartografía propia de BIENALSUR.