Como parte de la muestra Minimalismo, posminimalismo y conceptualismo / 60’ – 70’ curada por Katharine J. Wright, nos visitó el destacado artista conceptual Dan Graham para inaugurar “Whirligig” (Molinete), una instalación especialmente diseñada para el espacio público. La escultura vidriada intenta crear una situación social cambiando la perspectiva del entorno tanto visual como sonoro.
Graham nació el 31 de marzo de 1942 en Illinois, Estados Unidos. A lo largo de cuarenta años de carrera, ha sido galerista, curador, escritor de arte, especialista en rock and roll y punk, ilustrador de revistas famosas y, en general, un entusiasta de la cultura pop.
Junto a Sol LeWitt y Dan Flavin comenzó a fusionar el diseño, el arte y la arquitectura a partir de su obra “Homes for America 1966-67”. “Todas mis obras tienen que ver con la Planificación Urbanística” dice Dan Graham.
En los setenta, Graham empezó a experimentar con presentaciones multimedia usando fílmico, video, instalaciones y performances. Valiéndose de materiales atípicos como espejos, vidrios espejados, micrófonos y circuitos cerrados de televisión, creaba ambientes que ponían en jaque los sentidos del espectador. En complejas instalaciones, los espejos y las cámaras dividían y, a la vez, conectaban salas contiguas, de modo que el público quedaba atrapado en verdaderas cámaras lúcidas a escala humana.
En sus performances, solía pararse delante de la audiencia y empezaba a listar todo lo que veía. La obra de Graham es un sofisticado conjunto que problematiza psicológicamente nuestra capacidad de diferenciar lo público de lo privado, la razón del sentimiento, lo propio y lo ajeno.
Estos conceptos continuaron su desarrollo a fines de los setenta, cuando Graham empezó a hacer sus “pabellones”: esculturas de acero, vidrio y espejos que ocupaban toda una sala. Como en sus instalaciones anteriores, los pabellones utilizaban las transparencias y los reflejos para distorsionar el sentido del tiempo y el espacio. A diferencia de aquellas, sin embargo, estas podían ser montadas puertas adentro o puertas afuera, a veces en lugares tan desolados como la región ártica de Noruega. Estéticamente atractivos, diseñados con gran meticulosidad, los pabellones son como objetos artísticos descomunales: obras autónomas que cautivan y piden ser examinadas. Graham las ve como híbridos entre arquitectura y televisión.
A pesar de que es admirado como un gran innovador, Graham no tuvo éxito comercial hasta hace muy poco. De hecho, comenzó como galerista y cofundador de la galería John Daniels en Nueva York en 1964, que cerró apenas seis meses después. Pero el impacto de esa galería fue más duradero: ahí Sol LeWitt hizo su primera exhibición solista y también expusieron artistas como Dan Flavin, Donald Judd y Robert Smithson. En 1965, Graham abandonó la galería para dedicarse de lleno a su arte, aunque pasaría una década antes de que la atención de la crítica lo pusiera a la par de aquellos maestros del minimalismo y el conceptualismo. A la crítica se sumaron después los curadores: sus obras fueron incluidas en varias de las exhibiciones más importantes de los últimos cincuenta años, entre ellas varias Bienales de Venecia (1976, 2003, 2004 y 2005) y ediciones de Documenta (1972, 1977, 1982, 1992 y 1997). Una importante retrospectiva de su obra recorrió los museos de Estados Unidos en 2009 y, en 2010, Graham fue galardonado por la American Academy of Arts and Letters.
Hoy, con 77 años, sigue viviendo y trabajando en Nueva York.