El Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires exhibe su magnifica colección digital en forma virtual a través de su plataforma www.bellasartes.gob.ar/coleccion
Las obras seleccionadas permiten un recorrido por más de 2000 obras de su patrimonio con imágenes en alta definición, textos, audios y recorridos sugeridos.
Un lugar destacado está dedicado al COLECCION DE ARTE ARGENTINO entre los que se encuentran Prilidiano Pueyrredon, Berni, De La Cárcova, Luis F. Noe, Carlos Alonso, Le Parc, Deira, Kuitca, Distéfano y Leon Ferrari como así también, la sección OBRAS MAESTRAS ocupan un lugar destacado en este recorrido: El Greco, Rembrandt, Goya, Van Gogh, Gauguin, Couvert, Paul Klee, De Chirico entre muchos otros.
Cabe destacar que el Bellas Artes, una institución mas que centenaria, posee el mayor acervo de nuestro país y uno de los principales de América. Creado el 16 de julio de 1895, abrió sus puertas el 25 de diciembre de 1896 bajo la direccion del pintor y critico de arte Eduardo Schiaffino, fundado bajo el gobierno de Juan Evaristo Uriburu.
Hoy le dedicamos a la pintura “El primer duelo” de William Adolphe Bouguereau (Francia, 1825-1904) que fue donada al Museo por Francisco Uriburu para su exhibición.
El primer duelo (1888), temática cara al siglo XIX ya que permitía el despliegue de los cuerpos dolientes en este significativo drama vinculado a la historia bíblica que representa a Adán y Eva llorando sobre el cuerpo exánime de Abel.
Firmado en 1888, desde fines de 1885 estuvo involucrado en su desarrollo, y tal como demuestra un croquis perteneciente a la Bibliothèque de l’Institut de France, ya para esta fecha las posiciones de los tres cuerpos que forman esta Pietà estaban planteadas casi igual a su resultado final.
La grande machine exhibida, junto a una Baigneuse, en el Salón de 1888 remitía en su composición al esquema piramidal utilizado en el Renacimiento tanto por Miguel Ángel como por Rafael, de hecho el artista fue frecuentemente llamado el “Rafael francés”.
El dolor del grupo está contenido, escenificado. El foco mayor de pesar, el rostro de la madre llorosa, está también velado, al ser cubierto por las manos. El manejo de las carnaciones alude asimismo a la tradición clásica: el hombre más moreno, la mujer más clara, casi marfileña. El cuerpo del muerto es bello, con una belleza idealizada que omite cualquier signo de la violencia perpetrada por Caín. El drama está evocado por la mancha de sangre sobre el suelo. Es uno de los pocos focos de color contrastante en una pintura dominada por los tonos tierra. En el fondo, el altar con la ofrenda humeante realizada por Abel, aquella que había causado la ira de su hermano, remite a la historia reciente (Gen. 4, 1-16). El humo se mezcla con las nubes de un cielo tormentoso dando cuenta del origen del episodio y su trágico desenlace.
Sugo escultor “Tradición, Ensayos y Legado”
Continúa en Sala 1 del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson de San Juan la muestra del reconocido escultor...