Sillas, lámparas, mesas y armarios juegan a ser bombones dentro de una gran caja. Arte y piezas de diseño; antojos comestibles y obras de colección. Este conjunto irresistible se presenta en Bombonera, la exposición con huellas del pop que inauguró el miércoles 15 de junio en Calvaresi Contemporáneo (Defensa 1136).


Si algo tiene de difícil el abrir una caja de bombones es decidir con cuál empezar. Una experiencia similar ocurre al ingresar a Bombonera, en el primer piso de la galería de San Telmo. Más de 10 obras de los artistas argentinos Edgardo Giménez, Ricardo Blanco y Daniel Basso con trabajos en colaboración con Estudio Florida, son expuestas de a pares. Objetos de uso cotidiano que luchan por nuestra atención con sus colores llamativos, sus luces fuertes y/o sus formas interesantes. Estos enlazan el arte con el diseño, el mobiliario, la arquitectura y hasta la repostería.
La puesta casi escenográfica, atrae e incita a recorrer la exposición en círculo. Lo primero que toma el campo visual del espectador, al subir la escalera son dos lámparas, una al lado de la otra. Dos ejemplares de Lámpara checa creada por Basso y Estudio Florida. En ellas se “juega con la luz como un hongo crecido sobre la forma receptiva”, dicen las palabras de María Sanchez en el texto que acompaña la muestra. Este primer par cede su centralidad, a las obras de Giménez: un gran cabinet es custodiado por otros dos trabajos: Lámpara de acrílico con aro de néon. El primero, Mueble tipo cabinet, es una pieza bien pop. Este se filtra desde el color —azul metalizado combinado con rojo—, desde su forma a lo torta de casamiento en tres pisos y culmina con los rayos que lo coronan. Es en esta pieza que se condensa una constante de la muestra: la convivencia de ángulos bien marcados, en este caso presentes en los rayos, junto con el círculo o lo circular, en el cabinet dado por sus vértices redondeados.

Más allá de sus trabajos expuestos, Edgardo Giménez —figura emblemática dentro de lo que fue el arte pop y protagonista de la escena artística de los años 60 en nuestro país— confió en la inauguración que los macarons de Daniel Basso y Estudio Florida son su pieza favorita de las expuestas. Estos son asientos redondos en colores pastel —rosa, naranja, verde agua y lila—. Los hay en dos tamaños diferentes, mas ambos buscan recrear a la tradicional masita de la gastronomía francesa e italiana.
Al continuar con el recorrido, el visitante se encuentra con una mano negra que atraviesa la pared. Rozando el surrealismo, el diseñador y arquitecto, Ricardo Blanco exhibe Luz de ducha. Divertida y diferente rompe un poco con la solemnidad dada por el azul de fondo. Presente en las paredes, tarimas y pisos.



Los objetos presentados no se encuentran en un modo pasivo, si no, que dan la sensación de habernos estado esperando. Por un lado, “son objetos que incitan el hambre de probarlos y de coleccionarlos” confirma Sanchez en el texto de sala. Por el otro, a medida que se va recorriendo el espacio, estos nos tientan con tocarlos e interactuar con ellos. Por ejemplo, las sillas Friendly de Blanco invitan a sentarnos; mientras que los cuatro sillones cónicos SNC a girar sobre su redondeado eje central; las lámparas a buscar su escondido interruptor y apagarlas; el mueble de Giménez a abrir sus puertas y los macarons de Basso y Estudio Florida a saltar sobre ellos como si estuviéramos jugando a la rayuela.

Bombonera es una exposición que tienta y convida el disfrute, así como si estuviéramos abriendo realmente una caja de bombones.
Se la puede visitar de martes a viernes de 12hs a 18hs y los domingos de 11hs a 17hs, hasta el 11 de septiembre.