Gaspar Libedinsky, presenta “Casa Tomada”, la exposición que reúne mas de diez años de este artista y arquitecto argentino en el Museo Nacional de Arte Decorativo de la Ciudad de Buenos Aires.
La misma se compone de la producción del período 2010-2022 exhibida en diálogo con el extraordinario acervo arquitectónico y artístico del Museo Nacional de Arte Decorativo (ex Palacio Errázuriz Alvear).
La muestra ocupa le totalidad del Museo, desde el frente del histórico edificio, los salones principales del palacio y el jardín.
La obra de Libedinsky establece un diálogo entre las obras y los objetos del patrimonio, puentes entre el pasado hogareño, el presente museístico y la proyección crítico-imaginaria de las intervenciones artísticas.
La mayoría de los trabajos de Gaspar Libedinsky parten de situaciones y objetos de la vida cotidiana reconfigurados en función de análisis críticos específicos.
Impacta la instalación “El origen de las especies” en el salón principal del museo que representa un arrecife artificial conformado por millones fibras plásticas coloradas – las mismas que se utilizan en la fabricación de escobillones.
Para Libedisky, no sólo es importante el hecho de acudir a un material con características definidas en el mercado, sino que es crucial también el circuito previo que lleva de la extracción del petróleo a la fabricación de botellas de plástico, su consumo, su descarte, su transformación en basura, el accionar de las cooperativas laborales que las separan y las envían a reciclar, y las metamorfosis materiales y estéticas derivadas del procesamiento industrial.
Asimismo, Libedinsky insiste en la reversibilidad de la mayoría de sus producciones. Los uniformes que conforman la serie “Míster Trapo” (2010-2011) están elaborados de manera tal que los artículos de limpieza que los integran pueden recobrar fácilmente su funcionalidad primigenia. La tensión entre la elegancia de los uniformes y la rusticidad de los trapos es una parte esencial de su propuesta conceptual. El artista habla aquí de una suerte de “deseo” de éstos últimos por acceder a la sofisticación de los primeros. En todo caso, es su intervención formal la que pone de manifiesto ese deseo, o quizás incluso lo genera, haciendo gala de ese comportamiento lúdico-constructivo tan caro a los creadores situacionistas.
Como el artista situado que es, Gaspar Libedinsky se alimenta de las conductas sociales y culturales, los ecosistemas colectivos, los usos y los consumos. Su interés en los trapos deriva de la aparición de los “trapitos”, personas que comenzaron a gestionar los estacionamientos de los automóviles en las calles de la República Argentina llevando ese elemento en sus manos como única identificación. Para el artista, se trata del uniforme generado con la más absoluta economía de recursos. Un uniforme que se inscribe, sin saberlo, tanto en la lógica del desvío pregonada por el situacionismo como en la operación micropolítica de reinvención de lo cotidiano estudiada por Michel de Certeau.
El Monumento al hombre común (2013) está elaborado con treinta y seis trajes de oficina usados, comprados en el Ejército de Salvación. Otra vez, aunque a primera vista parecería haber un énfasis en el reciclaje, no es menos significativo el devenir de estas prendas que ya nadie usa.
Hay que visitar la muestra y dejarse sorprender por las distintas propuestas de este artista, profesor de la Universidad de San Andrés y con un brillante porfolio en su carrera profesional.