Fundacion Proa acaba de inaugurar una exposición con piezas emblemáticas de artistas nacidos en México de renombre internacional.
“Espejos de México” aglutina un conjunto de obras de arte que actúa reflejando -como en un espejo-, diferentes aspectos de la cultura, la historia, la diversidad y las perspectivas contemporáneas, revelando múltiples capas de significado. Aunque los artistas comparten raíces comunes por su lugar de origen y formación han tomado caminos diversos. Abraham Cruzvillegas y Damián Ortega residen en México, pero acreditan una larga trayectoria pedagógica y de trabajo en el exterior. Por otro lado, Julieta Aranda y Rafael Lozano-Hemmer emigraron tempranamente al extranjero desarrollando sus prácticas artísticas.
El ingreso a las salas de Fundación Proa nos sorprende con la video instalación de Julieta Aranda Robando el propio cadáver (un conjunto alternativo de puntos de apoyo para un ascenso a la oscuridad), a modo de reflexión sobre los acontecimientos sensoriales y conceptuales del sujeto contemporáneo.
A propósito de su trayectoria, la galería Mor Charpentier escribía: “En su práctica artística, Julieta Aranda observa la relación humano-tierra alterada a través del lente de la tecnología, la inteligencia artificial, los viajes espaciales y las hipótesis científicas. Al trabajar con escultura, instalación, video y medios impresos, Aranda se interesa en la exploración del potencial de la ciencia ficción, las economías alternativas y las ‘poéticas de la circulación’.
Por su parte, Abraham Cruzvillegas nos invita a reflexionar sobre la capacidad creativa y la capacidad de transformar la realidad a partir de lo que tenemos a Bajo el concepto de “autoconstrucción” sus proyectos se erigen como monumentos efímeros formados por materiales encontrados y en desuso, un readymade hecho de clavos, tablas, pedazos de plástico y metales devenidos en escenarios donde se representa el drama de lo humano. La autoconstrucción se manifiesta como una forma de resistencia activa frente a la desigualdad económica y la opresión estatal. A través del acceso a la tecnología y la creatividad, su obra subraya la reutilización, mostrando cómo la innovación y el ingenio surgen frente a la escasez y cómo no siempre se necesitan grandes recursos para crear.
El site specific central compuesto con materias primas locales están acompañados por cinco telas de gran formato, también realizadas en nuestro país. Las pinturas a manera de una performance son realizadas con una mapa y escoba. El autorretrato ciego es parte de su historia, de sus intereses y momentos vividos, coloreados conformando un retrato del artista invisibilizado al espectador. El resultado es una obra polisémica.
A través de su obra, Cruzvillegas nos invita a reflexionar sobre la capacidad creativa y la capacidad de transformar la realidad a partir de lo que tenemos a nuestro alrededor, una declaración política y social.
Matriz de voz, es la instalación de Rafael Lozano-Hemmer. Se activa cuando el participante habla por un intercomunicador que hace visible su voz a través de los destellos de luz. Luego, un patrón único de parpadeo se almacena como un bucle en la primera luz de la serie, iluminando la pieza completa. Cada nueva grabación empuja todas las anteriores una posición hacia abajo, y gradualmente se puede escuchar el sonido acumulado de las 882 grabaciones anteriores. Los participantes se sorprenden al escucharse en esos dibujos que parpadean, luminosos. En Proa el artista invita a los participantes a citar poesías y frases con sentido para ampliar el significado de la obra.
En la instalación Cosmic Thing, Damián Ortega disecciona un Volkswagen Beetle modelo 1998 que él mismo compró para suspender sus partes en el espacio, creando una especie de explosión congelada —o como el esqueleto de un dinosaurio en un museo de ciencias— que sugiere tanto la deconstrucción de la pieza como la fragmentación de las ideas que representa.
El vehículo de origen alemán producido en la fábrica de Volkswagen en Puebla, se convirtió en 1971 en el taxi oficial del entonces Distrito Federal (ahora Ciudad de México). Millones de “vochos”, como le llaman los habitantes del DF, circularon por las calles de la extensa capital, devenidos en verdaderos fetiches urbanos.
En este trabajo el artista reflexiona sobre la globalización, la industria y la movilidad. Entre otras lecturas puede interpretarse como una crítica a las compañías transnacionales y a sus plantas de ensamblaje en México (con mano de obra barata) y también como una respuesta directa a los efectos del Tratado de Libre Comercio que entró en vigor en la década de 1990, como indica en la memoria descriptiva de la obra la galería kurimanzutto.
Artistas + Críticos
Una invitación abierta para escuchar el análisis y la visión de otros artistas y teóricos sobre la presente muestra. Durante las cuatro fechas programadas (sábados 6 y 20 de julio; y 3 y 24 de agosto, a las 17 h), con la presencia de Rodrigo Alonso, Laura Ísola, Martín Bauer y Alicia de Arteaga acompañados de los artistas Diego Bianchi, Carlos Herrera, Karina Peisajovich, Juan Sorrentino, Eduardo Basualdo, Luciana Lamothe y Catalina León.
Actividad sin costo adicional y sin inscripción previa.
Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929, La Boca
Abierta al público hasta el mes de septiembre